Desde junio de 2024, el Banco Central Europeo (BCE) ha implementado una serie de recortes de tipos de interés, totalizando ocho reducciones consecutivas que han llevado la tasa de depósito al 2% . Esta estrategia busca estimular la economía de la eurozona en un contexto de inflación moderada y crecimiento económico limitado.
Evolución de los recortes de tipos
El ciclo de recortes comenzó en junio de 2024, cuando el BCE redujo los tipos del 4% al 3,75%. Desde entonces, se han realizado ocho recortes consecutivos de 25 puntos básicos cada uno, situando la tasa de depósito en el 2% a partir del 11 de junio de 2025 .
Impacto económico observado
Efectos positivos
- Estimulación del crédito y consumo: La reducción de los tipos ha facilitado el acceso al crédito para empresas y hogares, impulsando el consumo y la inversión.
- Mejora en el mercado hipotecario: El descenso del euríbor ha reducido las cuotas de las hipotecas variables y ha incentivado la contratación de hipotecas a tipo fijo con condiciones más favorables .
- Apoyo al crecimiento económico: Aunque modesto, se espera un crecimiento del PIB del 0,9% en 2025, respaldado por la política monetaria expansiva .
Efectos negativos
- Reducción de la rentabilidad del ahorro: Los productos de ahorro tradicionales ofrecen rendimientos más bajos, afectando a los ahorradores conservadores.
- Riesgo de burbujas de activos: La abundante liquidez podría inflar los precios de activos como la vivienda y las acciones.
- Presión sobre los márgenes bancarios: Los bajos tipos de interés pueden reducir la rentabilidad de las entidades financieras.
Perspectivas futuras
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha indicado que las bajadas de tipos podrían estar llegando a su fin, sugiriendo una pausa en el ciclo de recortes . Sin embargo, algunos analistas prevén posibles nuevos recortes si persisten las presiones a la baja sobre la inflación
Conclusión
El BCE ha llevado a cabo ocho recortes consecutivos de tipos de interés desde junio de 2024, situando la tasa de depósito en el 2%. Estas medidas han tenido efectos significativos en la economía de la eurozona, estimulando el crédito y el consumo, pero también planteando desafíos como la reducción de la rentabilidad del ahorro y posibles riesgos financieros. Con la inflación cerca del objetivo del 2%, el BCE podría considerar una pausa en los recortes, aunque la evolución económica y las tensiones geopolíticas seguirán siendo factores determinantes en sus decisiones futuras.